En esta cultura vivimos con la
atención puesta en el resultado, no vemos el proceso, queremos
la culminación, la meta, el logro. El proceso no nos interesa,
no nos importa.
Cuando miramos el proceso nos damos cuenta que el resultado
nunca es un fin, es un momento del proceso, cada instante está
resultando de los anteriores. En el proceso es cuando estamos
viendo a las personas no en el resultado.
Aprendí a considerar a los seres vivos no como conglomerados de
propiedades o componentes con importancia funcional, sino como
entes dinámicos autónomos en continua transformación, en
coherencia con sus circunstancias de vida.
El saber es enemigo de la reflexión. Si yo le digo a alguien:
"Míralo" -y me responde- "¿para qué lo voy a mirar de nuevo si
yo se cómo es?" No hay reflexión posible. Mientras más creemos
que sabemos, menos reflexionamos.
No estoy hablando en contra del saber, sino que estoy hablando
del apego que la certidumbre implica, porque si yo sé y miro de
nuevo es maravilloso porque soy capaz de ver algo que no veía
antes.
El coaching no es un
proceso terapéutico, sino un proceso de aprendizaje. Optar por
el coaching no significa suponer que algo anda mal conmigo, sino
simplemente reconocer que hay cosas que no sé.
En el coaching, si bien el rol del coach es activo, al final de
cuentas quién conduce el proceso es el coachado - la validación
del coaching la proporciona el coachado.
El coaching se funda en el principio de la autonomía de
coachado. Es él quién decide, quién opta, quién en último
término resuelve.
Escuchamos de acuerdo a como somos, de acuerdo a las
experiencias que hemos tenido en la vida. Nuestras heridas son
uno de nuestros más preciados activos cuando se trata de hacer
coaching. No se hace coaching desde la perfección. Se hace
coaching desde nuestras heridas.
Las preguntas cumplen múltiples funciones en el proceso de
coaching y no sólo la de recabar información de parte del
coachado. Y es importante tener esto en cuenta. Muchas veces
preguntamos, no tanto para tener información adicional, sino
para corroborar algunas de nuestras interpretaciones. Las
preguntas sirven como herramientas para disolver nuestro
trasfondo de obviedad o lo que consideramos de sentido común.
Ni la mirada sólo en la acción ni la
mirada sólo en la información, producen el aprendizaje que es
necesario hoy día en el mundo.
Cuando los seres humanos descubren que el aprendizaje está al
servicio de la vida, se enamoran, se llenan de preguntas, se
ponen luminosos. Pasa cuando lo que hablamos tiene que ver con
sus dolores, con sus preguntas, con sus dudas; no es simplemente
responder a algo concreto.
En muchos de nuestros países particularmente en América Latina
pero no sólo en ellos, los niveles de respeto son terriblemente
bajos.
Y el poder que tiene establecer relaciones de respeto se traduce
en un inmenso poder en creatividad, en bienestar, en mundos que
se inventan.
Muchas de las organizaciones en donde yo trabajo los problemas
de desconfianza son altísimos. Y se ve tan claro porque las
crisis de confianza implican inversión en control, un gran
esfuerzo de la economía, una parte de los gastos de la
organización van a sistemas de control. Cuando una organización
levanta sus niveles de confianza, los gastos de control van
desapareciendo tiene impacto directo en la parte financiera pero
tiene que ver con muchas otras cosas. Es muy difícil ser
creativo en la desconfianza, es muy difícil producir un buen
servicio al cliente desde la desconfianza. El desgaste emocional
de la desconfianza es tremendo.